El músico y sus conciertos

Le echas todos los huevos posibles. Te gastas la pasta en locales de ensayo, mantenimiento de los equipos, grabaciones, presencia en Internet… Te matas a ensayar para hacer que suene medianamente decente. Después de una jornada de trabajo, te das una paliza del trece cargando, viajando, montando, probando, tocando, desmontando, volviendo a cargar y volviendo a casa. Casi nunca menos de 5 o 6 horas más lo que dure la actuación. Con demasiada frecuencia, el equipo del garito es de vergüenza y cuando no es una cosa es otra. Pero nunca funciona todo. Además, en el tema de la pasta, vas a pecho descubierto. Si te dan algo, bien. Pero vas dispuesto a no llevarte nada. En muchos sitios te dan dos cervezas como de propina. Has puesto carteles, has mandado 2.500 mails, 100 SMS y has llamado personalmente a los amigos. Y cuando te subes a tocar: hay 20. Si compartes escenario con otras bandas, a lo mejor llegas a 50.

He estado en conciertos cojonudos en los que había seis personas. Y en entregas de premios en las que apenas llegaban a 30. Hoy estoy un poco de bajón porque esto es una puta mierda.

Pero no estoy de bajón porque la gente no vaya. No. Las fórmulas que funcionaban antes han dejado de hacerlo y tenemos que buscar otras. La culpa no es de la gente que no va, sino nuestra porque no sabemos atraerles. Y esta incapacidad mía para encontrar la forma es lo que me deprime.

Creo que tenemos que estrujarnos la mollera e idear algo radicalmente distinto. Hala, troncos, a pensar…

Paco Santolaya (cantante y guitarrista de Web Ones)


1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y qué hace ese tío ahí solo? ¿Esperando a que salga el toro?

 
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