Se han cumplido treinta años de la formación de la
banda Bon Jovi. La revista norteamericana Rolling
Stone sólo tardó tres, desde la fundación del grupo, en dedicarle su portada. Fue en su número de
mayo de 1987.
En la
sección "El diario de Jon" puedes leer nuestra queja hacia dicha
publicación dado que, por ejemplo, ha tardado cuarenta años en darle una
portada completa a un grupo tan vendedor, prolífico y exitoso como Kiss.
Volviendo
a Bon Jovi, reproducimos la introducción –firmada por la periodista Susan
Orlean- de la entrevista que acompañaba aquella portada del año 87.
Contad
líneas escritas hasta que leáis algo sobre música. Sacad vuestras propias
conclusiones, pero si tan importante era el pelo del cantante Jon Bongiovi,
¿qué queda hoy?
El pelo de Jon Bon Jovi es de unos treinta y cinco centímetros de largo.
Su color es entre castaño y cobrizo, y las rachas de viento le dan un brillo
dorado que chisporrotea. Cuando Jon se lo revuelve o carda con un chorro de
laca, se ensancha alrededor de su rostro como una aureola, un halo, un aura brillante.
El cabello tiene un gran cuerpo y buena textura y una buena onda, natural, y
las puntas no se ven rotas en lo más mínimo . Él dice que está andrajoso, pero
eso es sólo un farol. La verdad es que se puede decir que Jon Bon Jovi tiene el
pelo más maravilloso del rock & roll en la actualidad.
Dice Jon que la longitud de su pelo no es ni moda ni algo fetichista, más bien una reacción al sufrimiento que de niño le sometía su padre, un peluquero de Nueva Jersey, con contínuos cortes. Ahora Jon, con veinticinco años, ha superado la edad en la que su padre corría tras él con las tijeras sin previa invitación y su maravillosa melena rebelde permanece viva. Una especie de terapia para seguir adelante, tal vez. Una especie de Edipo cuando piense en ello. Y con toda certeza, una especie de talismán que le recuerda a Jon que ha vendido unos siete millones de álbumes…
Dice Jon que la longitud de su pelo no es ni moda ni algo fetichista, más bien una reacción al sufrimiento que de niño le sometía su padre, un peluquero de Nueva Jersey, con contínuos cortes. Ahora Jon, con veinticinco años, ha superado la edad en la que su padre corría tras él con las tijeras sin previa invitación y su maravillosa melena rebelde permanece viva. Una especie de terapia para seguir adelante, tal vez. Una especie de Edipo cuando piense en ello. Y con toda certeza, una especie de talismán que le recuerda a Jon que ha vendido unos siete millones de álbumes…
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